04 Dic 2014

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¿Por qué una mujer permanece en una relación de maltrato?

Ayer trabajamos en el grupo de mujeres la pregunta: ¿por qué una mujer permanece dentro de una relación de pareja donde sufre violencia?.

Muchas veces hemos escuchados comentarios desde el sentido común en forma de sentencia: “no entiendo porque si la trata mal porque no se va”.

Podríamos decir que dar el paso, tomar esa decisión de romper la relación es algo complejo porque existen múltiples factores en juego que hacen que la situación se perpetué: factores que van desde características individuales, por ejemplo, nuestra propia historia infantil donde la violencia ya ha estado en nuestras vidas, o no nos hemos sentido valoradas o queridas; los mitos y mandatos acerca de cómo debe ser una mujer que se transmiten en la socialización y se legitiman socialmente, donde el rol de cuidadora de los otros como madres es el impuesto; las características propias del vinculo que se establece como el ciclo de la violencia ( no todo el tiempo se produce la violencia y en la fase de la llamada “luna de miel” aumenta la creencia sobre la posibilidad de cambio);  las secuelas del trauma en la mujer, la indefensión aprendida que hacen que se encuentre en una situación de “sin salida” y desesperanza, a veces de parálisis… Si a esto le sumamos que si bien se han dado avances sociales en cuanto a leyes y recursos que tienden a la protección de la víctima, muchas veces se sigue produciendo la revictimización siendo las mismas instituciones sociales las que no colaboran a favor de la autonomía y protección de las victimas. La falta de red de apoyo, el secreto que se produce por vergüenza y por el aislamiento social al que están sometidas… en fin, lo que está claro es que el análisis debe ser multicausal y a la vez empático con quien está inmersa en dicho vínculo de maltrato.

Me parece importante poder transmitir a partir de frases de las mismas protagonistas esas múltiples causas, creo que puede ayudar a generar esa empatia necesaria para entender a las mujeres:

  “Si yo no lo ayudo a que deje sus adicciones, si no lo cuido, quien lo hará, me da mucha pena verlo así”.

“El una vez me dijo que su padre le pegó de pequeño…me da pena por el niño que fue, aunque ahora no entiendo que él haga lo mismo conmigo y sus hijos”.

“Me case pensando que iba a ser para toda la vida, separarme era pensado como un fracaso para mi”

“Mi madre me dijo una vez: debes servir a tu marido, aguanta hija que esto ya pasará”

“cuando me di cuenta que lo que estaba viviendo era la reproducción de lo que había vivido en mi familia me hizo sentir muy triste, la violencia siempre ha estado en mi vida”.

“Y si puede que me haya casado con él a los 17 años, aun habiéndome golpeado una vez, para huir de mi casa”

 “En un momento deje de luchar, solo esperaba que se tranquilice, que deje de chillarme, aprendí a callarme”

 “estaba tan hecha polvo que cuando era amable conmigo me sentía muy agradecida, parecía que todo el daño que me había hecho se había borrado”.

“yo solo quería olvidar lo que había pasado; así empecé a olvidarme lo que había que hacer, estaba como bloqueada”

 “Una vez me confesé y le conté al cura de mi parroquia lo que había sucedido con mi marido: me dijo hija, se paciente, que Dios te recompensara, no le provoques”.

“El abogado me ha dicho porque no me reconcilio, que el quiere estar con sus hijos, que parece buen padre”.

“No me he sentido creída cuando he contado lo sucedido. El encima me ha denunciado porque lo rasguñe al intentar defenderme. ¿Quien me va a creer?”

 “sin trabajo, sin estudio, y sin dinero,¿a donde iba a ir?”

“Me he quedado sola, no conozco a nadie aquí, necesito de él para criar a mis hijos”.

violencia pareja internet 24 Nov 2014

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La violencia en la pareja en tiempos de internet…

En tiempo de internet y redes sociales lo que se ha modificado son  las formas, no las antiguas creencias y mitos  sobre el amor romántico. La violencia en la pareja en tiempos de internet se expresa pidiendo una «prueba de amor» como confiarle la clave y contraseña de facebook, o que contestes inmediatamente el wasap, o que permitas que te geolocalice por su móvil si sales, para ver que no le estas mintiendo en  nombre del amor.

Antiguas violencias con nuevos ropajes

La violencia de pareja  en los tiempos de nuevas tecnologías se ha reciclado para estar a la moda. En otros post, hemos hablado de las señales de alarma a las que estar atentas para saber si estamos inmersas en una situación de violencia de pareja. Los mismos tienen que ver con las diferentes formas de maltrato hacia la mujer: la violencia física, psicológica o emocional, el control social que lleva a la mujer al aislamiento, el abuso sexual.

En otra entrada reflexionamos sobre las trampas del amor romántico que se dan en el noviazgo que nos hace quedar atrapadas en conductas de violencia  de género naturalizadas y justificadas socialmente (la que hace que por ejemplo, tu compañera de trabajo te señale cuanto te quiere tu novio porque te lleva y busca a la salida del trabajo o la facultad «llueve o truene de manera incondicional»…)

El control en nombre del amor

Mensajes  como «el amor no tiene secretos, por eso tenemos que compartir todo, incluso saber lo que piensas, sientes y haces a cada momento» (como si esto fuese posible!); «si quiere saber que hago y quiere estar todo el tiempo conmigo es porque esta colado por mi»; la necesidad de mostrarnos  en las redes sociales, de mostrar nuestro estado, de tener un hombre al lado como logro a publicar en tu perfil…

En fin, más de lo mismo pero ahora utilizado en las redes sociales, para aislar, controlar, muchas veces acosar y seguir infringiendo maltrato psicológico.

Quería compartir con vosotr@s este listado que hemos ido construyendo de indicadores de formas nuevas de control por medio del uso de las nuevas tecnologías. Si te suena algo de esto porque lo estés viviendo con tu pareja o si eres chico y te sientes identificado en alguna de estas acciones, lo de siempre: no dudes en consultar a un profesional de la psicología.

Conductas en el noviazgo que tendrían que ser una alarma para tí:

  • si se mete en tu correo electrónico, cuenta de facebook, twitter y demás redes sociales para controlar con quien te comunicas, lo que haces.
  • si controla el registro de actividad o los perfiles que visitas en facebook, igual que el historial de mensajes o paginas web a las que accedes.
  • si te registra el móvil para ver quien te envía mensajes o wasap, ya sea que te pide que se lo muestres o lo pillas mirándolo a escondidas…
  • si te pide como prueba de amor tus claves de facebook, o demás redes, correo electrónico…
  • si te las usurpa, entrando a tu perfil cuando quiera.
  • si escribe mensajes a tus contactos como si fueras tu o si te obliga a escribirlo para que te enemistes con alguien porque si no te monta un pollo…

Es acoso, control,  no es amor…

  • si escribe a tus contactos desde él sin que tú lo hallas autorizado, para obtener información de ti o hablarles mal de ti.
  • si te graba cuando tú no lo has autorizado.
  • si luego te amenaza con subir contenidos a las red, te chantajea con publicarlo.
  • si publica fotos y vídeos que dañan tu integridad, porque te hieren o no te gustan, porque forman parte de tu intimidad.
  • si publica anuncios como si fueras tú, de contenido sexual, u otros que dañen tu intimidad.
  • si te controla mediante localizadores GPS, o con otras aplicaciones graba conversaciones o mira tus mensajes.
  • si te pide porque no te cree lo que le dices que le envíes una foto de con quien o donde estas.
  • si suplanta tu identidad, es decir abre perfiles como si fuesen tuyos.
  • si se hace pasar por otra persona comunicándose contigo en el chat.
  • si crea falsas conversaciones de wasap donde tú supuestamente le amenazas, para usarlo en tu contra.
  • si utiliza las redes para amenazarte o hacerte llegar mensajes indirectos de arrepentimiento cuando tu has cortado la comunicación o tiene prohibido hacerlo.

¿Cómo se sienten las chicas que son acosadas por la red por sus ex parejas o parejas?

violencia pareja internet

Si el mismo se da de manera sistemática puede minar tu autoestima y generar desconfianza en los otros. Si alguien que supuestamente te quiere, te hace daño genera una sensación de “ya no puedo confiar en nadie”.
Las víctimas muchas veces se sienten incomprendidas y juzgadas. La gente al enterarse les dice “¿y como no te diste cuenta?”, generando sentimientos de vergüenza y culpa.

Hay rumia mental, darle vueltas si lo podría haber evitado, termina pensando: “ yo lo he provocado, porque no lo vi venir a tiempo, los otros me lo decían, soy una tonta”; “mira en lo que he metido a mi familia y mis amigas”.
La víctima siente que no controla lo que sucede: se siente observada, vigilada. Es una sensación de “sin salida”, “ esto no va a terminar nunca, siempre se entera de lo que hago”. El aislamiento social es una consecuencia: “si dejo de salir, no podrá seguirme, ni ver las fotos que suben mis amigas”.
Puede llevar a síntomas depresivos, ansiosos y de estrés post traumático. El futuro se vuelve negro y desesperanzador.

Espero que estos post ayude a pensar en nuestras relaciones de pareja,  a tender a que las mismas tiendan a la igualdad, y a reaccionar buscando ayuda y rompiendo el silencio, si sentimos en el cuerpo el malestar que genera la violencia de género.

10 Nov 2014

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“Relatos Salvajes” o el porque de la ira….

El otro día tuve el placer de poder ver una buena película en el cine: Relatos salvajes, película argentina escrita y dirigida por Damián Szifron (2014). Seis historias que nos hacen reír pero que son verdaderos dramas que dan cuenta de lo que podemos hacer con nuestra ira, y el deseo de venganza.

Una de las historias “El más fuerte”, cuenta muy bien como se enciende la ira en nosotros, llevando en este caso a una escalada de violencia destructiva en ambos protagonistas.

Soy experta en meter la pata y contar el final de las historias a los amigos que todavía no han visto el film, pero como he visto que estaba en la wilkipedia descripta, me tomo esa licencia:

“Diego Iturralde viaja por la ruta en la provincia de Salta en su lujoso coche, cuando se cruza con un viejo auto que le va cerrando el paso. Diego se le adelanta para seguir su camino y lo insulta tratándolo de «negro resentido». Cuando pierde rastro de aquel auto kilómetros más adelante, pincha un neumático y se ve obligado a parar en la banquina. Vuelve a cruzarse con el automovilista a quien había insultado, quien al verlo decide detener su auto delante del suyo. El conductor comienza a destrozar el auto de Diego. Tras pedidos de disculpa rechazados, la ira se apodera de él, arranca su auto y embiste el de su agresor, arrojándolo así por un barranco que derivaba en un río. El hombre logra salir y Diego comienza a perseguirlo con su auto, pero la rueda de auxilio, que no estaba bien ajustada, se suelta generando que el vehículo caiga también por el barranco. El hombre va a buscarlo para terminar con la vida de Diego y logra entrar al auto donde se genera una desenfrenada lucha…” (y esta vez no cuento el final).

Tod@s hemos sentido en algún momento en mayor o menor medida los signos físicos de la ira. Nuestro cerebro esta preparado para registrar si un estimulo puede considerarse una amenaza y evaluar el peligro. Si la conclusión es que no la hay, liberamos la tensión, los músculos se relajan y volvemos a estar como dice Daniel Siegel receptivos”,  la mente esta clara y tranquila, podemos utilizar nuestra parte reflexiva y racional.

Pero si en cambio la valoración es a favor del peligro, el estimulo pasa a ser relevante: “es malo”, “me está atacando” . Uno de los comportamientos que se activa (y es propio del mundo animal) es la posibilidad de la lucha. Nuestro sistema nervioso autónomo se prepara: el corazón late con fuerza, se dispara la adrenalina, se libera cortisol en sangre (la hormona del estrés) y ya estamos preparados para la acción. Si ponemos en palabras las emociones en juego son de ira, impotencia, rabia, miedo, frustración. En ese momento, ya estamos en modo automático, es decir no pensamos, somos pura reacción, nuestra ventana de tolerancia es estrecha, lo que significaba que por ejemplo antes contábamos hasta diez, o respirábamos hondo, y ahora esas estrategias ya no sirven, ya el mecanismo se ha disparado, solo queda explotar.

En la escena descripta más arriba vemos a Diego indefenso dentro del coche, pidiendo disculpas, un poco invadido por el miedo, otro poco porque se capacidad reflexiva funciona  todavía. Pero luego se dispara y ambos ponen el automático en una lucha por destruir al otro. Daniel Siegel habla de cómo se anula en ese momento la “flexibilidad de respuesta” que permite insertar un intervalo temporal entre el estímulo y la respuesta. Esa capacidad es una parte importante de la inteligencia emocional y social. Nos permite ser plenamente conscientes de lo que sucede y refrenar nuestros impulsos a tiempo para elegir la mejor respuesta. También expresa que se anula la “conciencia moral” entendiéndola el autor como la capacidad de pesar y de actuar para el bien común o la sociedad. ( D Siegel, 2011).

Volvamos más atrás en la escena, en el origen, y donde se dispara la escalada. En la carretera y cuando se cruzan por primera vez Diego y quien será su agresor, el primero reacciona insultándolo ante su mala conducción con un “negro resentido”.

Me imagino a este hombre con una conversación interna en su mente, la rumia mental (encadenamiento de pensamientos dañinos) que le lleva a que el proceso físico se inicie. Me lo imagino en un monólogo interno como: “que se cree este porteño, todos son iguales vienen a pasarme por encima, creo que soy poca cosa por ser de provincia, llamarme negro a mí…(recuerdos que se vienen de cuando otros lo han hecho por ejemplo, burlándose de él en la escuela, hasta insultos de su propio padre, o comparaciones con sus hermanos).

Podríamos pensar que Diego ha puesto el dedo en la llaga, en alguna historia de su pasado, que quedo allí incrustada y no resuelta, donde lo hicieron sentir pequeño, poca cosa, siendo tal vez desvalorizado o humillado. Tal vez no tuvo muchas posibilidades en su historia de canalizar las emociones (legítimas) que el ser tratado así le genero, de otra manera, por ejemplo expresarlas, sentirse apoyado por un adulto protector, desarrollar habilidades de comunicación de sus emociones y ser asertivo pudiendo poner los limites en otras situaciones a través de las palabras.

Seguramente de niño aprendió a guardar la tristeza que tenia y no sacarla en forma de llanto, porque le transmitieron que los hombre no lloran, o presencio modelos de resolución de conflictos donde el uso de la fuerza era la estrategia natural. Esto quedo guardado en su cerebro y cada vez que se sienta amenazado o en peligro volverá a dispararse el mecanismo de la ira. (En este caso concreto no, porque no le han quedado posibilidades, la ira puede ser destructiva y generar daño, pero mejor no lo cuento por respeto a los amigos…)

¿Qué podríamos hacer si fuese posible para ayudar al protagonista?. Por un lado, dotarlo de estrategias de control, aprendiendo a registrar las sensaciones que su cuerpo le envía, antes de que el “modo reactivo”, automático, ya este disparado (y sólo quede explotar). La estrategia de “tiempo afuera” podría ayudar por ejemplo, si en ese momento la persona con quien interactúa pasa a estar en riesgo. La retirada de la escena a tiempo podría evitar el daño. Por otro lado tendría que aprender a autorregularse, como bajar esas sensaciones corporales por ejemplo, a través de un esfuerzo físico (salir a correr), u otras estrategias que lo contacten con la calma y la tranquilidad. Pero lo más profundo seria poder detectar que del pasado lo ha disparado, volver a  procesar e integrar esas escenas dolorosas, traumáticas en donde aprendió a sobrevivir por medio de la descarga de la agresividad. Esto implica un trabajo terapéutico con otro, que repare en el vínculo y ayude a elaborar esas historias en vez de actuarlas. “Poder reflexionar sobre esas experiencias con cierta distancia, y con una apertura, una observación y una objetividad que entonces no había tenido. Poder ver como esas episodios reactivan recuerdos muy profundos que explican la reacción. (D Siegel, 2011). Recuerdos del pasado pueden aparecer para redirigir nuestra conducta. Esas asociaciones pueden hacernos reaccionar de manera automática.

 Ya sabes, si te sientes identificad@ con esta manera de reaccionar, si tienes miedo de hacer daño porque no lo controlas, si detrás de ese ataque que te hace sentir poderoso hay un niño humillado, castigado que se siente muy pequeño, no dudes en buscar ayuda de un profesional psicólog@. “Los momentos difíciles de nuestra vida se pueden convertir en oportunidades para obtener una comprensión más profunda de nosotros mismos y de nuestra conexión con los demás.”(D Siegel, 2011).

Recomiendo a  Daniel Siegel,  “Los crepes de la ira”, en Mindsight: la nueva ciencia de la transformación personal. (Paidos, 2011).

Imagen del cartel de Relatos Salvajes.

28 Jul 2014

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Herramientas terapéuticas, mucho más que las palabras…

Escribiendo sobre la experiencias del proyecto Enfocadas donde utilizamos la fotografía y escritura como herramienta creativa pero a la vez terapeútica (ver el apartado en la web sobre el mismo) quería contarles sobre porque trabajamos con fotografías y  narraciones para ayudar a elaborar el pasado…

Esta en el sentido común la frase “una imagen dice más que mil palabras”…

Muchos psicólogos utilizamos las fotografías porque en ellas ya sea las que escogemos de nuestra historia o las que sacamos con nuestras cámaras, dicen algo de nosotros, proyectamos aspectos de nuestro mundo interno, de  nuestra manera de ver el mundo . Judy Weiser lo describe de la siguiente manera: “cada fotografía que una persona toma es también una forma de autorretrato, una especie de “espejo con memoria” que refleja aquellos momentos que fueron suficientemente especiales para ser congelados en el tiempo para siempre. En su conjunto estas fotos hacen visibles las historias que acontecieron en la vida de la persona sirviendo como huellas que van marcado donde ha estado (tanto emocionalmente como físicamente) y quizás estén señalando hacia donde esta encaminándose próximamente”.

La técnica de la Fotobiografía introducida por la psicóloga Fina Sanz, nos permite en el proceso de elección de las fotos y en su narración ver armada nuestra línea de tiempo de las diferentes etapas vitales. Analizarlas una a una y en conjunto pudiendo darle un sentido a lo que hemos querido transmitir, con la ayuda de otro, en este caso el terapeuta, nos permite ser concientes de la continuidad histórica y de su construcción como sujetos activos; ubicarnos como tercero observador a la vez que protagonista de la misma pudiendo reflexionar sobre lo vivido con una cierta distancia, y aportar nuevos significados, a través de la narración.

A su vez estaríamos tendiendo a la Integración a nivel bilateral: hemisferio izquierdo-derecho. Ambas herramientas están en juego en el proceso de fotografiar y narrar.

 “El cerebro funciona simultáneamente en su totalidad, Mientras cada persona registra el mensaje, guión o relato verbal, lo incorpora en palabras a través del hemisferio cerebral izquierdo, luego ese mensaje es decodificado por el hemisferio cerebral derecho en imágenes, sensaciones, colores, texturas, aromas. Bajo estas condiciones óptimas de trabajo ambos lados del cerebro dividen responsabilidades para procesar, decodificar y producir conjuntamente”. (Charaf Mariana, 2012)

La idea de una narración única para la vida humana es muy limitada, porque nuestra memoria y nuestra naturaleza está en constante cambio. A medida que sigamos cambiando como individuos a lo largo del tiempo, nuestras narraciones también evolucionarán como reflejo de la naturaleza dinámica de la vida y de las relaciones sociales. Vamos percibiendo e interpretando la experiencia desde nuevos puntos de vista. Pero ante situaciones dolorosas o traumáticas esa manera de interpretar y significar lo ocurrido puede quedar detenida, paralizada, generando sensaciones de vergüenza, culpa o emociones muy intensas ligadas a la tristeza,  o a la rabia y la ira.

A veces nos encontramos actuando por ejemplo como niños pequeños ante situaciones que disparan en nosotros conductas que hemos aprendido en el pasado y hoy de adultos seguimos usando de manera automática.

Yolanda Calvo nos dice que: “no podemos cambiar lo que ocurrió, pero sí podemos cambiar el sentido y significado que damos a lo vivido. Lógicamente, esto significará que según se despliegue nuestra vida, iremos incorporando en los recuerdos del pasado las vivencias de ese presente, que ahora es futuro, reinventándonos constantemente a nosotros mismos y dando sentido a lo vivido, entonces, con la conciencia del ahora”.

A veces es necesario para poder salir del estancamiento, y de que nuestro pasado nos siga condicionando hacer ese proceso con otra persona, de allí la necesidad de iniciar un proceso terapéutico. Hoy en día los psicoterapeutas contamos con herramientas terapéuticas diversas y potentes donde la palabra, la narración y la imagen se combinan;  el vínculo que se establece repara y posibilita nuevas experiencias de  “estar con” un otro en sintonía;  nos permite aprender de nuestras experiencias del pasado (en vez de actuarlas),  para poder proyectarnos al futuro construyéndolo activamente.

Si te sientes detenid@, consulta a un profesional de la psicología, te mereces ser el que lleve el timón de tu vida.

Ver en:  www.phototherapy-centre.com

25 Abr 2014

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Del amor y otros demonios que andan rondando…

Trabajando en sesión con una chica jovencita aparecían como “verdaderas” estas afirmaciones de un cuestionario que debía completar:

-“si he encontrado al chico de mi vida, no me importa esforzarme más para que las cosas vayan bien, a veces es necesario sacrificarse”.

-“El amor lo puede todo”. Aclaraba: “me refiero a que si hay amor las relaciones se arreglan y no hay más problemas”.

-“Cuando estoy sola me siento en peligro, y me pregunto ¿quién me va a defender y cuidar?”

Charlando sobre ello, ella  hablaba de “cierta peligrosidad en la calle, y la necesidad de una figura masculina, si es macarra mejor, que te proteja, eso me da seguridad nadie se va a meter conmigo…”

“No nos sentimos alguien completas, si ellos no están”. “Si no me cuida mucho y lo dejo lo mas probable es que no aguante sola un mes; ¿para que lo voy a dejar si me va a pasar esto?”; “una chica sola mucho tiempo es media rarita”.

-“Si yo no le ayudo a que deje de descontrolarse, si no lo cuido, quien lo hará, me da mucha pena verlo así…por mi tal vez cambia”.

Me explicaba que “no van a sentar cabeza si no hay una mujer que no le haga de norte…

Cuando intentamos con hechos concretos llenar de contenido la palabra “Querer”, ella decía que le demostraba su cariño: estando ahí siempre que él estaba mal, compartiendo todo, contándole todo…Me dice que estaba confundida, que  no sabía si era un fallo de su parte “el salir con mis amigos, si el quería estar conmigo… ahí empezaba a pensar que tal vez estaba con otro”.  “El me dice que  los hombres por la noche solo van a eso y que me exponía a ellos”; “hablar tanto con la gente para él no es normal, me dice que me corte un poco”.

En relación a la manera que ella cree que  le expresa él el “Querer”  me dice: “me da cariño a veces, hacerme reír. Me dejaba muchas veces sola cuando salía, él no estaba para mi” (doble moral según ser hombre o mujer: si eres hombre eres un machote si aprovechas todas las oportunidades, si eres mujer es que “ te vas con cualquiera”).

“El me demostraba que me quería porque quiera niños y casa, todo de cuento y a mi me hace ilusión”; “cuando metía la pata me hacia regalos para disculparse”.

Con otra chica joven me comentaba algo similar en relación a los celos y el control:   “yo al principio deje de salir porque solo quería estar con él, era yo la que me aislaba de la gente; luego quise salir y se ve que pensó que era así la cosa, se acostumbro a ello lo veía normal y después no le gusto…”

En relación a la noche y sus peligros trae otro diferente “esta lleno de chicas fáciles que solo quieren acostarse con los novios”; los justificaba a los chicos (ante mi pregunta de si ellos era pasivos) “ellos quieren ligar nomás es verdad, pero es el hombre el que propone y la mujer es la que dispone”.

Todas estas afirmaciones parten de mitos sobre el amor, que siguen muy vigentes tanto en hombres como en mujeres, incluso en las más jóvenes porque socialmente se siguen imponiendo en forma de mensajes y conductas naturalizadas. Es hora de comenzar a cuestionarlas…

Resumiendo los mensajes:

-El amor desde lo femenino se expresa por medio del sacrificio, la entrega y cuidado al otro, muchas veces desde un rol maternal, es decir, como si nuestra pareja fuese nuestro hijo. Cuanto más nos sacrificamos y nos olvidamos de nuestros deseos, motivaciones y proyectos personales en post del otro, más parece que le demostramos amor. A esto se suma una ilusión de “salvación” del otro, “lo hará por mí” encubriendo que cada uno es un sujeto único e individual y responsable de sus propias decisiones.

Con el amor solo basta, se le da una visión omnipotente, se lo idealiza. Se quita la posibilidad de conflicto intrínseca a todas las relaciones humanas. Se lo ve desde una postura estática y no como un proceso donde se pasan diferentes momentos, donde cada miembro de la pareja va creciendo y donde se van viviendo diferentes etapas del ciclo vital, en las que puede haber mayor cercanía o distanciamiento. Esa negación no permite la posibilidad de resolución de los conflictos, ni se los espera. Se confunde muchas veces la primera etapa de enamoramiento con el amor como sentimiento.

Esta palabra, a mi modo de ver es vacía sino la llenamos de formas de expresión en actos y hechos concretos, de cuidado del otro y de uno mismo dentro del vínculo.

La mujer sigue siendo alguien frágil, a ser protegido. Si está sola esta incompleta, o porque no le queda otra. (¿te suena el mito de la media naranja o media medalla?). Yo me quedo con el dicho “sola que mal acompañada” más que el “mejor malo conocido que bueno por conocer”…aunque sola se esta muy a gustito….

Esto es un problema para mucha gente que no sabe estar sola. Ahí viene el tema de la dependencia y la incapacidad de estar solo, por cuestiones de déficit en los vínculos de apego y una eterna búsqueda de alguien que nos proteja, cuide, cuando ello faltó en otra época.

Aquí la cosa se complica más para algunas personas…tendremos que revisar eso en nuestra historia, sobretodo si aquellos que nos acompañan en la actualidad nos hacen daño.

La lectura del control, los celos desde el “cuanto te quiere”, el amor es fusión, se diluye el espacio personal, o nuestros deseos y motivaciones individuales quedan aplastados.

-El pack Casamiento-hijo-casa propia, o “se casaron y comieron perdices” sigue vigente y como no con tanta peliculita  de sábado a la tarde…

Me quedo con el deseo de  Simone de Beauvoir, y espero poder seguir trabajando conjuntamente con muchos hombres y mujeres que se animen a cuestionar lo que nos imponen y nos encorseta ….

“El día que sea posible que la mujer ame, no con su debilidad sino con su fuerza, no para escapar de si misma sino para encontrarse, no para rebajarse sino para reafirmarse; aquel día el amor llegara a ser para ella, como para el hombre, una fuente de vida y no un peligro mortal”.

21 Mar 2014

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Situaciones de trauma

Llamamos trauma a acontecimientos de la vida que se caracterizan por ser inesperados, repentinos y abrumadores.

Existen traumas de origen externo como pueden ser, por ejemplo, un accidente de coche o haber sobrevivido o ser testigo de un atentado y otros de origen interno, intrafamiliar que son generalmente crónicos y muy dañinos en la medida que afecta la confianza que establecemos con los otros (cuando aquellos que supuestamente nos quieren paradójicamente nos hacen daño). Esto es algo que la mente no puede procesar sobretodo si sucede a tempranas edades.

¿Como reaccionamos frente al trauma?

Ante cualquier acto violento o catastrófico, las personas generalmente buscan una forma de hacer frente al trauma y a la tensión que le sobreviene. Se intenta hacer frente a unos actos que escapan de la comprensión racional y esto puede hacer que se produzca un encadenamiento de sentimientos que culminen en sensaciones de un profundo dolor, vulnerabilidad y miedo, unido a sentimientos de desconfianza y odio hacia aquellos grupos que guardan relación con sus agresores.

La primera reacción es un estado de shock pudiéndose sentir la persona como desubicada en tiempo y espacio o deslumbrada. Se puede también no reconocer que algo terrible ha sucedido. Luego aparecen otras reacciones. Las respuestas más comunes suelen ser lo que se ha llamado ESTRES POST TRAUMÁTICO. Aparecen recuerdos muy vivos sobre el acontecimiento traumático que pueden surgir sin motivo evidente y que provocan que se reviva la situación, haciendo que se produzcan reacciones físicas bruscas tales como taquicardias o sudoración. Ante la tensión extrema pueden aparecer síntomas físicos tales como dolores de cabeza, náuseas, sensación de opresión en el pecho. También se producen problemas o interrupciones en las pautas de alimentación y/o de sueño (pesadillas, obresaltos, estado permanente de alerta). Se produce una sensación de pérdida de control de la situación. Pueden aparecer dificultades en la memoria, la concentración y en la toma de decisiones. Se dan profundos sentimientos de pérdida, soledad, desolación, indefensión, desamparo y miedo hacia todo, así como repugnancia a la hora de expresar sus sensaciones. Sentimientos de culpabilidad por haber sobrevivido o por no haber hecho algo más para evitarlo. La persona prefiere estar aislada, sola, no quiere estar en compañía de otros.

También existen conductas de evitación de todo aquello ligado al hecho traumático. Estas reacciones pueden ser normales en le primer tiempo del suceso, pero puede suceder que perduren en el tiempo, siendo necesario consultar para que nos ayude en un clima de seguridad y confianza a procesar aquello que nuestro cerebro no ha podido realizar solo. Cuidado ante los consejos que nos dicen «ya paso olvídalo de una vez y sigue adelante», porque por más que querramos no podremos dejarlo en el pasado sino lo enfrentamos con la ayuda de un otro.

21 Mar 2014

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Una crianza sana es…

Los niños necesitan de una figura de apego, que significa ello: necesitan de un adulto (cualquier adulto disponible puede cumplir esa función, no tiene porque ser los padres biológicos) que sea estable en el vinculo, que le genere seguridad y tranquilidad para explorar el mundo que le rodea, para aprender.

Para ello el adulto que cumpla esa función debe estar “en sintonía con el niñ@”, conectado al niño para poder entender que necesita y satisfacer sus necesidades afectivas, de cuidado, calmarlo… Poder expresar sus emociones, sean emociones positivas o negativas: darle lugar a la palabra, encontrarse con la disposición del otro para calmarlo (que no les reste importancia pero que no lo alarme, sino que lo calme).

El adulto cumple una función de regularlo emocionalmente para que esas emociones no le desborden.

Necesita conocer su historia: los niños a una determinada edad comienzan a contar historias de otros y luego de si mismos. Necesitan que los adultos den espacio a ello: ello es muy importante: podemos hacerle su álbum de fotos, contarles de su nacimiento, etc. De mas esta decir que “las mentiras tienen patas cortas”, subestimamos a los niños porque pensamos que por el hecho de serlo “no entienden o no se enteran”… Generar un clima de confianza que permita que nos pregunten, que expresen lo que temen o lo que les genera curiosidad. A veces los adultos creemos que si silenciamos situaciones dolorosas ell@s no sufrirán. Los niñ@s perciben por ejemplo la tensión que puede haber en casa o si estamos angustiadas, no sirve que lo ocultemos, el no saber puede angustiarles mas. (no solo es lo que se dice con palabras sino con el lenguaje emocional, el clima emocional que hay en casa, la manera de estar con el otro).

 Aprender a ser sujetos autónomos no se logra de un día para otro, ni en la adultez, se logra desde que somos pequeñitos, acorde a la etapa que estamos atravesando iremos adquiriendo nuevos aprendizajes, nuevas responsabilidades y a la vez nuevas libertades. Ser reconocidos por nosotros en sus logros, en que van creciendo, aprendiendo. Hacerles sentir que como adultos sentimos placer por el tiempo que compartimos con ellos. Serán sujetos con autoestima, seguros de si mismos, si los hemos reconocido y no los hemos ignorado (por ejemplo:“a mis padres les daba lo mismo que en la escuela me sacase un uno o un diez”) o herido cuando en algo se equivocaban por ejemplo: en vez de señalarse en que se han equivocado y enseñarle a hacerlo juntos comenzar a decirles: “eres un tonto, lo has hecho mal”.

Los niñ@s deben entender como se sienten los demás y porque la otra persona por ejemplo, esta disgustada…ponerse en el lugar del otro: “¿cómo te hubieses sentido tu si Maria hubiese…?” Necesitan de limites y rutinas. Debe adquirir de pequeñitos el sentido de la responsabilidad en las tareas acorde a la etapa evolutiva en la que se encuentren. Por ejemplo: un niño desde pequeñito tiene que aprender a ordenar sus juguetes primero con ayuda del adulto luego solo.

Debe aprender a tolerar la frustración: “lo que quiero lo quiero ya”, a ser empático con los otros, a ponerse en el lugar de los otros, a respetar los espacios de los otros niños. Los castigos deben enseñar en que se han equivocado, que ello tiene consecuencias: deben ser justos, limitados en el tiempo y sostenidos, pero nunca deben herir su autoestima, ni deben ser frutos de la descarga de la ira de los adultos. Aunque como hemos dicho debemos dar lugar a las emociones y su descarga, hay aspectos básicos que no debemos negociar: el respeto por el otro, reglas de conducta que consideramos inadecuadas (ej faltar el respeto, tirar cosas, hacer daño a alguien), deben considerarse prohibidas incluido en los momentos de emociones intensas.

Debemos evitar la crianza diferencial si es hombre o mujer: aprendamos a observarlo y enseñarles por igual a ser autónomos, a valerse por si mismos, no dejando que los estereotipos de género nos guíen, como seguimos escuchando: “la nena tiene que volver antes a casa”; “ el nene ayuda en casa pero como lo hace mal que lo haga su hermanita…”

Necesitan jugar, desarrollar la creatividad. Un niño que no juega, es un niño que algo malo le sucede. Eljuego es aprendizaje, estimula la imaginación, la fantasía. Tomémonos tiempo para jugar con nuestros niños.

04 Mar 2014

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Actuar frente al peligro

Nuestro cerebro esta vigilando continuamente el medio interno y externo, buscando señales de peligro. Si lo detecta, nos sitúa en un estado de alerta máxima, y activa la respuesta de huida- lucha- paralización.Esto depende de la evaluación que se haga de lo que está ocurriendo, y a su vez de las experiencias que hemos tenido en el pasado. Por ejemplo: una persona puede ver que alguien levanta la mano en la calle: si no ha tenido situaciones de miedo que le recuerden ese gesto va a pensar que ese sujeto esta cogiendo un taxi. Si hemos sufrido con anterioridad maltrato automáticamente puede que hagamos un gesto para protegernos de esa señal.

Las experiencias del pasado traumáticas (donde hemos tenido sensaciones de terror, miedo, muerte y sin salida), limitan la capacidad evaluativa de lo que sucede, cierran las posibilidades, y generan en nosotr@s activación.

La respuesta de lucha provoca aumento de tensión muscular, de ritmo cardiorrespiratorio que va acompañado de la sensación de cólera o furia.

La huida responde a que el sistema nervioso simpático se active (frecuencia cardiaca, respiración, estado de agitación interior), pero nos impulsa a huir, correr en vez de atacar. Cuando estamos preparados para la lucha o la huida nuestra capacidad de atención (de estar abierto a las posibilidades de lo que esta pasando), se limita por el estado de alarma y la reacción que provoca. No podemos pensar en otra cosa, ni relajarnos, ni tranquilizarnos. La activación es fija, rígida, automática y sesgada (no vemos mas allá del peligro que sentimos en el cuerpo).

En la paralización, congelamiento o indefensión, interviene el sistema parasimpático, reduciéndose, frenando la presión arterial, el ritmo cardiorrespiratorio, hay lentitud, una falsa calma. El ejemplo de lo que ocurre se puede ver en el mundo animal donde un corderito se muestra “como muerto”, frente a su depredador. La sensación de indefensión limita las posibilidades de pensar y hacer. El estado de terror limita cualquier sensación de posibilidad y hace que nos aislemos de los demás e incluso de nosotros mismos.

Estamos en “modo supervivencia”, estrechándose la experiencia interior, de contacto con uno mismo y con los otros. Nos sentimos distantes, solos, y paralizados. Pasamos de estar receptivos (de evaluar múltiples posibilidades) a ser reactivos (nos cerramos en la reacción).

Si esto te ocurre a menudo, está diciéndote que el pasado está en el presente, y que tu cerebro no ha podido procesar situaciones de terror , miedo y dolor que has vivido. Consulta a un profesional.

03 Mar 2014

BY: admin

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¿Estoy con una pareja abusiva?

Las situaciones de abuso en la pareja son relaciones de desigualdad de poder, donde uno impone al otro en base a ideas machistas y estereotipos de género socialmente arraigados de cómo debe ser un hombre y cómo una mujer. Muchas veces estamos atrapadas en vinculos abusivos y nos es muy dificil reconocerlo porque nos duele, tendemos a minimizar lo que sucede, justificar al agresor con «ha tenido un mal día»; «tiene caracter fuerte»; «no ha sido para tanto», » yo lo provoque», sumado a su discurso que nos lo hace creer que asi es, atribuyéndonos la culpa. La verguenza nos hace mantenerlo en secreto y cada vez estamos más aisladas, siendo menos nosotras mismas intentando complacerlo a él (cosa poco posible ya que él tiene un problema). Espero que estas preguntas que te animo a que te las formules internamente te ayuden a reconocer si estas en una relación abusiva y en caso de sospecha y malestar, consultes para no quedar atrapada en ella.

CUESTIONARIO

  1. ¿Tienes miedo de tu pareja?
  2. ¿Sientes con frecuencia que tiene que tener un tacto exquisito para evitar que tu pareja se enfade? ¿Lo justificas frente a los otros diciendo «es que tiene un caracter muy fuerte»?
  3. ¿Alguna vez te ha levantado la mano, o te ha amenazado con hacerlo?
  4. ¿A veces siente que mereces un castigo, porque el te ha dicho que «todo lo haces mal»?
  5. ¿Ha perdido todo el respeto o amor por su pareja?
  6. ¿Su pareja se comporta muy bien con usted la mayor parte del tiempo, a veces maravillosamente, pero de vez en cuando actua con crueldad y desprecio?
  7. ¿Tu pareja te pone en situaciones emocionales límite que te hacen pensar en la locura, o él te ha dicho alguna vez que estas loca?
  8. ¿Alguna vez te ha dicho frases del tipo «sin mi no vales nada» o «si tu te vas yo me mato»?
  9. ¿Has vivido situaciones de violencia en tu familia de origen?
  10. ¿Ha sido forzado por su pareja a hacer alguna cosa que no quería hacer?
  11. ¿Ha perdido casi todos sus amigos desde que está con su pareja?
  12. ¿Te sientes aislada, como si no hubiera ningun sitio a dónde ir para pedir ayuda, ni nadie que le pudiera creer?
  13. ¿Has dejado de hacer cosas que te gustan o se las has ocultado porque él podía enfadarse contigo o la iba «a montar»?
  14. ¿Se siente como si de cara a los otros tuviera que fingir que todo va bien, aunque realmente no sea así?
  15. ¿Tiene miedo de contarle a la gente lo que está ocurriendo en su vida, porque no quiere crearle problemas a su pareja o por sus hijos?
  16. ¿ te sientes controlada, o agobiada porque te lleva, trae o aparece en los sitios donde estás de improviso?
  17. ¿alguna vez te ha controlado en la forma de vestir, maquillarte, etc?
  18. ¿alguna vez te ha insultado, o se ha metido con tus capacidades, tu forma de ser, tu físico, desvalorizándote?
  19. ¿Te ha comparado con otras mujeres negativamente?
  20. ¿Alguna vez ha estado en alguna relación en la que podía haber contestado sí a estas preguntas?